martes, 23 de abril de 2013

Creepypasta: Ingrid


-LLAMADA-

*Buenas, necesito ayuda

-¿Cuál es la situación?

*L-la niña los a matado a todos, necesito ayuda en estos momentos, estoy escondido en el armario, esperando que ella no me encuentre.

-Señor cálmese, díganos donde se encuentra usted

*Hospital Central, Vengan Rápido

-FIN DE LLAMADA-

Y pensar que todo fue por esa maldita llamada: "Necesito una ambulancia. Hubo un accidente, una niña quemada en la vía, no se reconoce su identidad"

-Vamos para hayá

-EN EL HOSPITAL-

El Dr. Sebastián Estaba atendiendo al paciente, quién minutos después, diferenciaron era niña y llevaba consigo un pato. El pato tenía el pico como si fuera de plástico y los ojos blancos sus dientes eran afilados y estaba muy sucio, pero la niña no se despegaba de él, a un si estuviera en ese estado. Ella, con todo su cuerpo quemado, pero vendada, abre los ojos. El Dr. Sebastián al ver esto le pregunta cual es su nombre.

La niña no responde…

El Dr. Da la vuelta se dirige a la puerta cuando la vos de la niña dice "INGRID" El Dr. Con miedo voltea.

-¿Cómo te llamas? 
– Ingrid - Contesta la niña con una vos macabra, El Dr. dio una sonrisa pavorido y sale del cuarto …

Fueron pasando los días y la niña se iba recuperando excepto por sus ojos los cuales eran blancos. Igual a los del muñeco. Pero algo había extraño en Ingrid, cada vez que alguien se intentaba acercar tan solamente a su habitación se sentía una mala presencia que daba miedo, parecía que el mismísimo Diablo estuviera presente, tanto a si que ya los enfermeros no entraban a darle la comida, solo se atrevía a pasar el Dr. Sebastián.

Semanas Después el Dr. Sebastián le dijo que tenían que hacer unos Rayos X para ver como seguía. 

Ingrid aceptó.

Cuando llegaron a la habitación para hacerle los Rayos X el Dr. le dijo a Ingrid que debía soltar su muñeco, que nada le iba a pasar, 

Ingrid responde: 
-¡¡NO!! El dice que ustedes nos van a lastimar– El Dr. Sebastián decide hacérselo con el muñeco, Pero cuando los ve se da cuenta que Ingrid no tiene nada, Ni estomago, ni páncreas, ni corazón, Solo se ven sus huesos, Pero había algo raro cuando vio el muñeco, el SI tenia corazón y además órganos.

Todos salieron despavoridos de ahí, llevando a Ingrid a su respectiva Habitación.

El Dr. Sebastián se acerca y le dice que ya casi puede ir  a casa.
Ingrid le responde diciendo: -Dr. esta es mi casa - El Dr. se queda perplejo cuando ve que la sombra de la niña se extiende hasta el techo desdoblándose curveada.

El intento del Dr. por hacer algo no funcionó. Viendo los ojos blancos de Ingrid intentó volverse a parar, pero otra vez no funcionó, ya que la sombra lo agarró y desmembró.

Al oír los gritos del Dr. los enfermeros/as intentaron entrar, pero no pudieron ya que el miedo no los dejaba, pocos minutos después sale Ingrid con una enorme sonrisa diciendo: ¿Quién es el siguiente?

Desde su posición se veía el cadáver de el Dr. 

Sin pensar más, corrieron. Al cabo de 1 hora todos estaban ya muertos, excepto por 2 quienes se estaban escondiendo, al salir de su escondite pudieron verlo todo: los cuerpos amarrados al techo con sus propios intestinos, pacientes y enfermeros sin ojos. Todos estaban muertos.

Decidieron llamar a la policía, Cuando una sombra algo curvada se levantó tras ellos y se oyó una vos diabólica diciendo: -¡¡A QUIÉN LLAMAS!!-. Mientras el cuerpo de uno de ellos desaparece el se lleva el teléfono y se oculta en un armario.

Al llegar la policía descubrieron que no quedaba nadie vivo y que todo el hospital estaba lleno de sangre y cuerpos totalmente descuartizados o muertos sanguinariamente.

Se preguntaron quién había podido hacer eso, iban buscando y no encontraron nada, pero en un armario había un cuerpo de un enfermero con las venas cortadas y que tenia un teléfono en mano y Había una nota, decía lo siguiente: “Aquellos blancos ojos con los que se traspasaba el miedo, cual demonio se ve, y su muñeco, su muñeco hecho de cuan ternura y amado por su momento. Hace unos años lo mas precioso que había. Hoy lo mas miedosa y maligno que habrá”

La policía no encontró el cuerpo de la niña, Lo cual para ellos siempre fue un misterio que paso en ese hospital, El hospital cerró y nunca nadie volvió a ese lugar, dicen los vecinos de la zona que aun en el hospital se pueden oír voces de la niña Corriendo y riéndose por todo el hospital …!

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Y vivió en su nueva casa feliz para siempre (?

sábado, 20 de abril de 2013

Creepypasta de Minecraft: La Historia de Solitude




Ok, saben, estoy realmente asustado. No creo querer volver a jugar Minecraft en lo que me queda de vida, y es que, lo que acabo de presenciar, me dejo marcado de una forma terrible. Las manos me sudan, y mis dedos tiemblan mientras escribo, lo que hace que deba intentar escribir cada palabra unas dos veces antes de seguir con la siguiente. Prendí todas las luces de mí pieza, hasta la televisión la tengo encendida, todo para distraerme de las terroríficas imágenes que me ha traído un juego que, antes, podía considerar inofensivo.

Todo empezó hoy en la noche, mientras jugaba Minecraft. Mientras lo hacia hablaba con mí novia por Skype, así que para escucharla mejor llevaba audífonos puestos. Estaba explorando eso de crear nuevos mundos con diferentes “Seed”, o palabras o números que convierten la creación aleatoria en un mundo fijo, con valores predeterminados según el número o palabra que se escribe. También, antes de jugar Minecraft, había visto unos videos Gore que me mando ella, mí novia, por lo que andaba con eso mismo andándome vueltas por la cabeza. Así que, después de escribir bobadas y ver en que mundos resultaban, decidí intentar con palabras más ‘oscuras’. Puse “Muerte”, “Odio”, “Mentira”, “Infierno”, y varias otras, todas resultando en mundos sin ninguna maldad aparente. Al quedarme escaso de ideas, recordé con que estaba tratando. ¡Era Minecraft!, si quería encontrar algo fuera de lo normal, quizás debería intentar con una Seed relacionada con esto mismo. Luego de pensarlo un poco, llegue a una Seed que era perfecta para la ocasión. “HerobrineIsAlive”. Puse el modo de juego en ‘Creative’, y le di clic a ‘Crear’.

Aparecí en un mundo normal, o eso parecía, la única diferencia es que a mí alrededor no había nada, tan solo pasto, también que era de día y el sol no aparecía. Al principio, pensé que quizás los graficos no se habían cargado del todo bien, así que no le di importancia. Busque por todos lados para encontrar arboles, o lo que sea, y al no verlos, decidí abrir mí inventario (con el modo creativo debería tener todos los objetos disponibles) para crear un árbol y así ‘adornar’ un poco el paisaje. Hasta ahora todo bien, puse un sapling y algo de polvo de hueso en mí acceso rápido, plante el sapling e hice crecer dicho árbol. Para mí sorpresa, el árbol que salio era gigante, mucho más que el promedio, debe haber medido unos 20 bloques de alto. Presione espacio dos veces para volar y ponerme arriba del árbol, pero, al llegar arriba, note que había algo en la copa del mismo. Era un cartel. Al leerlo de frente, quede sorprendido.

El cartel estaba en inglés, pero su traducción decía:

"Todos Se Han Ido.
Solo Quedo Yo.
No me busques.
Déjame Encontrarte."

Al verlo y releerlo unas cuatro veces, me dije a mí mismo ‘Vaya broma de Notch…’, calmándome con la idea de que quizás había encontrado un secreto digno de un reconocimiento. Aun así, no salía de mí asombro, por lo que no estaba listo para declarar victoria, y pasado esto decidí que debía seguir explorando.

Me puse nuevamente a volar y me dirigí hacia un punto lejano en el horizonte. Mientras seguía noté que la tierra seguía siendo plana, solo que el color del pasto iba opacándose cada vez más, y de forma tan gradual que no me daba cuenta, llego un punto donde su color era demasiado oscuro, así que baje para examinar más de cerca. Justo en cuanto pisé tierra, dí dos pasos y topé con una caída. Me asuste, e intente apretar doble espacio para volver a volar pero no servía, tampoco podía mover la mira, apreté la tecla escape pero era inútil, no funcionaba tampoco. Lo único que podía hacer era ver como iba cayendo y cayendo, cada vez más rápido, a un lugar cada vez más rodeado de tinieblas, hasta que en un momento todo se hizo negro y solo pude ver la barra de acceso rápido. Hasta que, tope suelo, o así parecía, porque el personaje hizo el ruido característico de daño (lo cual era extraño, porque ni siquiera tenia la barra de vida), solo que esta vez, era distinto. El ruido fue más fuerte, como un gruñido de dolor, casi como si en la caída se hubiera roto algo. Ahora podía mover el mouse, pero lentamente. Mire hacia arriba, pero no se veía nada, ninguna clase de entrada. Podía caminar pero despacio, la mira se inclinaba ligeramente hacia abajo con cada paso que daba, esto asemejaba como si estuviera cojeando, y podía oír ligeros gruñidos cada vez que avanzaba. La tecla Escape seguía sin funcionar.

No podía ver nada. Estaba perdido, allá abajo, explorando una caverna desconocida a la que había llegado de forma inexplicable, hasta que mí personaje se detuvo por completo. Me quede en la espera, sabiendo que no podía hacer nada, hasta que al frente mío se prendieron dos antorchas, distanciadas por unos tres cuadros, luego otras, y otras, y así sucesivamente, formando una especie de camino. Empezó a sonar algo, era música, la típica música de Minecraft pero esta vez no era tan relajante como antes me parecía, ahora era lúgubre, las notas las hacia algo así como un órgano acompañado de un acordeón desafinado. Yo solo seguía el camino puesto ante mí, cojeando, sin molestarme en ver hacia los lados, seguía en linea recta. Fui así hasta el final del camino de antorchas, entonces, ilusionándome con la idea de estar por lo menos “iluminado” me quede a resguardo junto a las antorchas, mire hacia atrás y ahí apareció otro cartel. Me dio un susto grande leerlo.

Decía:

"A que es muy divertido.
Matar monstruos desconocidos.
¿No sabias que ellos.
Alguna vez estuvieron vivos?"

Me volví a dar vuelta, pero solo podía moverme despacio. Mi respiración se había agitado, como referencia de que me estaba moviendo tenía a una de las antorchas, que se desplazaba por la pantalla lentamente, con cuidado, y no fue hasta que deje de verla cuando tuve mí siguiente sorpresa. Se prendieron cientas de antorchas, en diferentes lugares, formando algo que desde mí perspectiva parecía un círculo. Ahora veía una construcción frente a mí, era una pirámide de piedra, con antorchas también iluminando la escalera que llevaba a la cima. Lo pensé brevemente antes de continuar con esta locura. Ya había visto suficiente, pero aun así, algo me llamaba, quería ver lo que estaba ahí. 

Entonces, proseguí, y me puse a caminar hacia allá. De a poco iba llegando, cuando cruzando la pantalla se apareció una flecha, fue directo hacia a mí, pude sentir como si me golpeara en el rostro. 

El personaje volvió a gritar, pero ahora fue un grito más agudo, de dolor intenso, fue un grito que duro unos segundos y siguió con lamentos después de eso, entonces, el personaje empezó a correr por si solo. No podía hacer nada por detenerlo, tan solo escuchar como gruñía y gemía de forma atemorizante, lo ví subir las escaleras y luego, al llegar a la cima, se detuvo de pronto y miró hacia el piso. Allí no había nada. Volvió a mirar hacia arriba, y frente estaba un Enderman, solo que no tenia ojos.

Examiné su rostro un poco, después, mire hacia sus manos para ver que tenia, mis ojos se abrieron al ver que no tenía un objeto, sino una cabeza, llena de sangre, y con los ojos blancos, radiantes. Volví a mirar su rostro, sus ojos se habían abierto, eran color rojo sangre. Abrió la boca produciendo un chillido espantoso, como tenia audífonos puestos me tuve que sujetar la cabeza, entonces desapareció súbitamente y el chillido se fue desvaneciendo hasta perderse. 

Me desesperé pensando en qué hacer, no podía cerrar el juego normalmente así que intente otras formas, nada funcionaba, y al apretar Ctlr+Alt+Supr la pantalla tan solo se hizo más grande y ahora veía el juego en pantalla completa. Cuando estaba al borde de salir corriendo, apareció en mí vista un tercer cartel:

"Herobrine Está Vivo.
O Lo Estaba Antes.
Ahora.
Solo Estoy Yo."

El piso de mí personaje se desvaneció  dejándolo caer al vacío  Se cambio la pantalla a la habitual pantalla antes de cargar un mundo. Espere unos segundos y estaba en otro lugar.

Era como el Nether. Pero se sentía distinto. Se veía tenebrosamente distinto. Alrededor habían varas así como las de las cercas, pero arriba de ellas habían cabezas de personajes, con los ojos en sangre y la vara también manchada. Escuchaba los lamentos de los Ghasts, junto con sonidos nuevos, parecidos a lamentos de personas, llantos, gritos de niños. Tenia a mí alrededor varios caminos rodeados con las cabezas, elegí uno al azar, y al caminar por el me di cuenta que no tenia bordes, a cada lado estaba el vacío  Abrí mí inventario para buscar el mapa y ver como estaba esto trazado. Di un sobresalto cuando solo vi dos items: Una perla de Enderman, pero roja, ahora se llamaba “Solitude’s Heart” (Corazon de Solitude); y ademas la cabeza que antes había visto en manos del Enderman. Entre en panico con su nombre. “Herobrine’s Head”(Cabeza de Herobrine). Al cerrar el inventario, vi que a mí lado había aparecido un cofre. Lo abri, dentro tenia un mapa con el nombre también cambiado. Decia “Soul Contract” (Contrato de Alma). Lo puse en mí acceso directo, lo abrí y el mapa ya estaba cargado, con el camino listo para recorrerse. Solo me quedaba eso, seguir el camino trazado. Con el corazón en la mano recorrí el sendero que me llevaba a algo, no sabía qué era, tan solo sabía que quería encontrarle una respuesta a todo esto. Estaba expectante. Muerto de miedo.

Llegué al final del camino. Adelante, esperaba un cofre, al que abrí y di cuenta en que estaba vacío  Mire los objetos que tenia, el mapa decía “BURY THEM” (Sepultalos). Pensé que se refería a ellos, así que arrastre los objetos y los deje en el cofre. Al dejar el mapa, su nombre cambio a “GOODBYE”. El cuadro del cofre se cerro, y apareció el ultimo letrero:

"Ya has hecho mucho.
llegaste hasta aquí.
¡Me has encontrado!
Ahora me toca a mí."

Detrás del letrero aparecieron dos puntos rojos. Me miraban fijamente, sentía llegarlos hasta mí alma. Desaparecieron rápidamente  retrocedí un poco y llegó el final. Solitude apareció en frente mío, con sus brazos sobre el personaje y sus ojos mirándome desde la pantalla, su grito se hizo más fuerte, más agudo, la imagen temblaba mientras abría su boca, entonces un escalofrío fuertísimo recorrió mí cuerpo cuando la pantalla se fue a negro, y el computador se apagó por completo. Me saque los audífonos, los bote al piso, pegué la espalda contra la pared. Maldije mi curiosidad muchas veces, maldije a todos.

Ahora estoy muerto de miedo terminando de escribir esto. Temo que en cualquier momento aparezca Solitude para cumplir su palabra y no tendré como evitarlo. Ví por la ventana una o dos veces y estoy seguro de haber visto un par de ojos rojos mirándome  allá, en las sombras, de la misma forma en que lo hacían desde el juego. Solo que esta vez no tenía como sacármelo de encima o como cerrar la partida.

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Gente escribiendo como Seed "HerobrineIsAlive" en 3..2..1..   Por lo menos yo lo haré.

viernes, 5 de abril de 2013

Música: A Perfectly Good Heart - Taylor Swift

Para aclarar: A mí, en lo que a música se refiere, me gusta el metal, rock, grunge, j-rock, entre otros estilos del mismo tipo, pero también me gusta una cantante estadounidense: Taylor Swift.

¿Si mis gustos no tienen nada que ver con lo lindo por qué me gusta ella? Porque no es como todas las cantantes, no es como una perra, no es creída, no, no la conozco, pero se ve en la comunicación no verbal. 

Era eso. Ahora no quiero ver ningún arenoso criticón(?

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En Ingles:


[Chorus 1:]
Why would you wanna break a perfectly good heart?
Why would you wanna take our love and tear it all apart,now?
Why would you wanna make the very first scar?
Why would you wanna break a perfectly good heart?

Maybe I should've seen the signs, should've read the writing
on the wall.
And realized by the distance in your eyes that I would be 
the one to fall.
No matter what you say, I still can't believe
That you would walk away.
It don't make sense to me, but:

[Repeat Chorus 1:]
Why would you wanna break a perfectly good heart?
Why would you wanna take our love and tear it all apart, now?
Why would you wanna make the very first scar?
Why would you wanna break a perfectly good heart?

It's not unbroken anymore.
How do I get it back the way it was before?

[Chorus 2:]
Why would you wanna break a perfectly good heart?
Why would you wanna take our love and tear it all apart,now?
Why would you wanna make the very first scar?
Why would you wanna break, would you wanna break a:

[Repeat Chorus 1:]
Why would you wanna break a perfectly good heart?
Why would you wanna take our love and tear it all apart, now?
Why would you wanna make the very first scar?
Why would you wanna break a perfectly good heart?

En Español:


¿Por qué querrías romper un perfectamente buen corazón?¿Por qué querrías tomar nuestro amor y dejarlo a un lado, ahora?¿Por qué querrías hacer la primera cicatriz?¿Por qué querrías romper un perfectamente buen corazón?


Tal vez debí ver las señales, debí leer lo que estaba escrito en la pared.Me dí cuenta por la distancia en tus ojos, que yo sería la única que caería.No importa lo que digas, todavía no puedo creer que te podrías ir lejosEso no tiene sentido para mí, pero:


¿Por qué querrías romper un perfectamente buen corazón?¿Por qué querrías tomar nuestro amor y dejarlo a un lado, ahora?¿Por qué querrías hacer la primera cicatriz?¿Por qué querrías romper un perfectamente buen corazón?


Ya no está sano...¿Cómo hago que esté del modo que estaba antes?


¿Por qué querrías romper un perfectamente buen corazón?¿Por qué querrías tomar nuestro amor y dejarlo a un lado, ahora?¿Por qué querrías hacer la primera cicatriz?¿Por qué querrías romper un perfectamente buen corazón?
¿Por qué querrías romper un perfectamente buen corazón?¿Por qué querrías tomar nuestro amor y dejarlo a un lado, ahora?¿Por qué querrías hacer la primera cicatriz?¿Por qué querrías romper un perfectamente buen corazón?


domingo, 31 de marzo de 2013

Historia: El Experimento Ruso del Sueño




“Investigadores Rusos a finales de los 40´s mantuvieron a 5 personas despiertas por 15 días utilizando un estimulante basado en gas. Los tuvieron encerrados en un ambiente sellado para monitorear cuidadosamente el uso de oxígeno, de manera que el gas no los matase, debido a las altas concentraciones de gas. Esto fue antes de que existiera el circuito cerrado, por lo que tuvieron que usar micrófonos y ventanas con grosor de 5 pulgadas para observar a los sujetos.. El cuarto estaba lleno de libros, cobijas para dormir -pero ninguna cama-, agua corriente, baño y la suficiente cantidad de comida para que los 5 sobrevivieran por un mes.

Los sujetos de prueba eran prisioneros políticos y de guerra declarados enemigos del estado durante la Segunda Guerra Mundial.

Todo estuvo bien por los primeros 5 días; los sujetos rara vez se quejaban después de que (falsamente) se les había prometido su libertad si aceptaban tomar parte de la prueba y no dormir por 30 días. Sus conversaciones y actividades fueron monitoreadas y los científicos notaron que conforme pasaba el tiempo, ellos hablaban sobre incidentes traumáticos de su pasado.

Después de 5 días se empezaron a quejar de las circunstancias y eventos que los llevaron a donde estaban y empezaron a demostrar paranoia severa. Dejaron de hablar entre ellos, y comenzaron a murmurar de manera alterna en los micrófonos. De manera extraña, todos parecían creer que podían ganar la confianza de sus captores si traicionaban a sus camaradas. En un principio se creyó que esto era un efecto del gas.

Después de 9 días, el primero de ellos empezó a gritar. Corría por todo el cuarto gritando repetidamente por 3 horas seguidas. Después, trato de continuar gritando, pero solo podía dar un grito ocasional. Los científicos postularon que físicamente se había destrozado las cuerdas vocales. La parte mas sorprendente de este comportamiento fue como sus compañeros reaccionaron a esto. O mejor dicho, como no reaccionaron… Continuaban murmurando en los micrófonos hasta que el segundo de los prisioneros comenzó a gritar. Dos de los prisioneros que no gritaban, tomaron los libros y llenaron pagina tras pagina de sus propias heces, y de manera calmada, los pusieron sobre las ventanas del cuarto. Los gritos cesaron de repente.

Al igual que los murmullos de los micrófonos.

Pasaron otros 3 días. Los investigadores checaban los micrófonos constantemente para asegurarse de que trabajaban, porque creían que era imposible no escuchar sonidos con 5 personas dentro. El consumo de oxigeno indicaba que los 5 debían seguir vivos. De hecho, el consumo de oxigeno era el necesario para 5 personas que hacían ejercicio extenuante. En la mañana del catorceavo día, los investigadores hicieron algo que no debían hacer para llamar la atención de los prisioneros: Utilizaron el Intercom dentro del cuarto, esperando provocar respuestas de los prisioneros, pues temían que estuviesen muertos, o en estado vegetal.

Anunciaron: “Abriremos el cuarto para probar los micrófonos. Aléjense de las puertas y acuéstense con las manos atrás en el piso o se les disparara. Se le otorgara la libertad a uno de ustedes si obedecen”.

Para su sorpresa, escucharon solo una frase, con voz calmada: “No queremos ser liberados”.

Hubo gran debate entre los investigadores y fuerzas militares que financiaban el proyecto; sin poder provocar mas respuestas utilizando el Intercom, finalmente se decidió abrir el cuarto a la media noche del día numero 15.

Se limpio el gas del cuarto, y se lleno de aire fresco. Inmediatamente, voces de los micrófonos, empezaron a objetar. Tres voces diferentes rogaban por la vida de sus seres queridos, que encendieran el gas nuevamente. Se abrió el cuarto para sacar a los prisioneros. Gritaron mas fuerte que nunca, al igual que los soldados, cuando vieron lo que había dentro: Cuatro de los sujetos seguían “vivos”.

Las raciones de los pasados 5 días no habían sido tocadas. Habían pedazos de carne de las costillas y pantorrillas del sujeto muerto colocados dentro del drenaje del centro del cuarto bloqueándolo, permitiendo que 4 pulgadas de agua se acumulara en el piso. Los cuatro “sobrevivientes” también tenían pedazos de piel y carne arrancada de sus cuerpos. La destrucción de tejidos y la exposición de huesos en la punta de sus dedos indicaba que las heridas fueron infligidas por las manos, y no con los dientes, como era de suponerse. Al examinarlos, se descubrió que la mayoría de las heridas fueron auto infligidas en su mayoría.

Los la piel y los órganos detrás de las costillas fueron removidos; mientras que el corazón, los pulmones y el diafragma seguían en su lugar. El tracto digestivo de los cuatro sujetos podía verse trabajar, digiriendo comida. Rápidamente se hizo aparente estaban digiriendo su propia carne, y que ellos la arrancaron y se la comieron en el transcurso de los días.

La mayoría de los soldados eran fuerzas especiales Rusas en las instalaciones, pero aun así, muchos se negaron a regresar al cuarto para sacar a los prisioneros. Éstos sin embargo, insistían a gritos que los dejaran dentro y de manera alterna rogaron y demandaron que se encendiera el gas nuevamente, para evitar quedarse dormidos.

Para sorpresa de todos, los sujetos pusieron una resistencia feroz durante la extracción. Un soldado Ruso falleció cuando un sujeto le mordió el cuello, otro fue gravemente herido cuando otro de los prisioneros le mordió la arteria femoral y los testículos. Otros 5 soldados perdieron la vida, si se cuentan a aquellos que se quitaron la vida en las semanas consecuentes al incidente.

Durante la lucha, uno de los prisioneros daño su bazo, sangrando de manera casi inmediata. Se intentó sedar al sujeto, pero fue imposible. Se le inyectó más de 10 veces de la dosis humana de Morfina, y aun así lucho como un animal rodeado, rompiendo las costillas y un brazo de un doctor. Se veía latir su corazón al máximo por dos minutos completos, mientras se desangraba, y continuó gritando por mas de 3 minutos, atacando a quien se le acercara, repitiendo la palabra “más” una y otra vez, cada vez mas débil, hasta que cayó en silencio.

Los otros 3 sobrevivientes, fueron inmovilizados fuertemente y llevados hacia instalaciones médicas. Dos de ellos, con cuerdas vocales intactas, demandaban continuamente más gas para permanecer despiertos.

El más herido de los tres, fue llevado al único cuarto de cirugía que había en las instalaciones. En el proceso de su preparación para colocar nuevamente sus órganos en su lugar, se notó que el sujeto era totalmente inmune a los sedantes. Peleó furiosamente cuando el gas anestésico se le estaba colocando. Se necesitó un poco más de anestesia de la normal para sedarlo, pero al momento que sus ojos se cerraron, su corazón se detuvo. En la autopsia, se encontró que en su sangre había 3 veces la cantidad normal de oxígeno. También se rompió 9 huesos en la lucha para no ser controlado.

El segundo sobreviviente, era el que primero gritó del grupo. Con sus cuerdas vocales destruidas, el no pudo objetar la cirugía, y solo reaccionaba agitando violentamente la cabeza en desacuerdo cuando se le administraba el gas anestésico. Afirmó violentamente con la cabeza cuando alguien sugirió hacer la cirugía sin anestesia, y no reaccionó durante la misma, que duro 6 horas en la cual se intentó reemplazar sus órganos abdominales y cubrirlo con lo que quedaba de su piel. El cirujano afirmó que era médicamente imposible que el sujeto siguiera con vida. Una enfermera aterrada que ayudó en la cirugía, comento que la boca del paciente formaba una sonrisa cada vez que sus ojos se encontraban.

Cuando la cirugía termino, el sujeto miró al cirujano y empezó a hacer sonidos fuertemente, como tratando de hablar. Asumiendo que esto era de gran importancia, el cirujano le entrego un papel y una pluma, para que el paciente pudiera comunicarse. “Sigue cortando” escribió…

Se le hizo la misma cirugía sin anestesia a los otros dos sujetos. Se les tuvo que inyectar un paralítico, pues ellos reían constantemente, y le era imposible realizar la operación al cirujano. Una vez paralizados, solo podían interactuar con sus ojos. En el momento en que pudieron hablar nuevamente, exigieron una vez más el gas estimulante. Los investigadores trataron de averiguar porque se lastimaron de esa forma a si mismos, y por qué querían el gas nuevamente.

La única respuesta fue: “Debo permanecer despierto”.

Se reforzó a los 3 sujetos y los devolvieron al cuarto, para espera de su destino. Los investigadores, enfrentando la furia de sus “benefactores” militares por haber fallado las metas del proyecto, consideraron dar eutanasia a los prisioneros. El comandate, un ex-KGB vio potencial en el proyecto, y en su lugar decidió ver que pasaría si ponían el gas nuevamente. Los científicos se negaron rotundamente, pero al final, tuvieron que aceptar.

En preparación para ser sellados nuevamente en el cuarto, los prisioneros, fueron conectados a un monitor EEG. Para sorpresa de todos, los tres dejaron de pelear en el momento que se dieron cuenta que los regresarían al gas. En este momento, era obvio que los tres estaban haciendo un gran esfuerzo por mantenerse despiertos. Uno de los prisioneros estaba murmurando una canción; el sujeto mudo, peleaba con sus ataduras de piel, como si tratara de enfocarse en algo. El último sujeto mantenía su cabeza en la almohada, y parpadeaba rápidamente. Siendo este el primero al que se le puso el EEG, la mayoría de los investigadores monitoreaban sus ondas cerebrales con sorpresa. Eran normales la mayor parte del tiempo, aunque algunas veces aparecía una línea recta de manera inexplicable. Parecía que repetidamente sufrían de muerte cerebral. Mientras analizaban los datos, una enfermera notó que los ojos del sujeto se cerraron. Sus ondas cerebrales cambiaron inmediatamente por las de sueño profundo, luego se pusieron rectas, y de manera simultanea, su corazón se detuvo.

El único sujeto que quedaba que podía hablar comenzó a gritar para que lo encerraran en ese momento. Sus ondas cerebrales mostraba las líneas rectas del sujeto que acababa de morir por quedarse dormido. El comandante dió la orden de sellar el cuarto con los dos prisioneros dentro, junto con 3 de los científicos. Uno de los 3, inmediatamente tomó un arma y abrió fuego contra el comandante, matándolo de un tiro entre los ojos. Después apuntó al prisionero mudo,y le voló el cerebro.

Apunto al prisionero que quedaba vivo, mientras que los demás investigadores escaparon del cuarto. “No me encerraran con estas cosas! No contigo!”, le gritaba al prisionero que estaba atado al camastro. “QUE ERES?!” Demandó. “Necesito saber”!”

El prisionero sonrió

“Tan fácilmente te has olvidado de mi?”, el prisionero preguntó. “Somos ustedes”. “Somos la locura que esta encerrada en todos ustedes, rogando por libertad en cada momento de tu vida, desde lo mas profundo de tu mente animal. Somos aquello de lo que te escondes en tu cama todas las noches. Somos lo que duermes y silencias y paralizas cuando te vas a tu cielo nocturno, donde no te podemos alcanzar”.

El investigador hizo una pausa. Apunto al corazón del prisionero y disparo.

El EEG mostró una línea recta mientras el sujeto débilmente murmuró “Casi… tan… libre…”

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Esto no es una creepy, es real, de verdad ocurrió. ¿Curioso no? El que necesitemos dormir para no enloquecer, siendo que vivimos en la histeria misma.

Creepypasta: Psicosis

Esta creepy es muchísimo más larga de lo que se acostumbra, de hecho, la encontré dividida por 3 partes, pero vale la pena leerla. Si se atreven... Disfrútenla.

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Domingo.

No estoy seguro de por qué estoy escribiendo esto en papel y no en mi computadora. No es que no confíe en mi computadora… sólo… 

Necesito organizar mis ideas. Poner todos los detalles en un lugar objetivo, un lugar donde sepa que lo que escribo no puede ser borrado o… cambiado… no que haya pasado. Es mi memoria, enturbia las cosas, las reensambla.

Estoy comenzando a sentirme agobiado en este diminuto apartamento. Quizá ese es el problema. Sí, tenía que ir y escoger el más barato apartamento, el único en todo el sótano. La falta de ventanas hace que el día y la noche parezcan la misma cosa. No he salido en unos días porque he estado sumergido en este proyecto de programación, supongo que quería acabarlo de una buena vez. Horas de estar sentado delante de un monitor puede hacer que cualquiera se sienta extraño, lo sé, pero no creo que sea por eso.

No estoy seguro de cuándo comencé a sentir que algo andaba raro. Ni tan siquiera puedo definir qué es. Probablemente porque no he hablado con nadie en un tiempo. Eso es lo primero que me inquietó. 

Todos con los que normalmente hablo por msn mientras programo han estado ausentes, o simplemente desconectados. Mis mensajes no fueron respondidos. El último correo que recibí fue de un amigo diciéndome que charlaría conmigo cuando volviera de la tienda, y eso fue ayer. Le llamaría con mi celular, pero aquí la señal es terrible. Sí, eso es. Sólo necesito llamar a alguien. Voy a salir.



Bueno, eso no se dio tan bien. Mientras la sensación de temor se desvanece, me siento un poco ridículo por haber estado asustado en absoluto. Me miré en el espejo antes de salir, pero no me afeité la barba de dos días que ha crecido. Después de todo saldría tan sólo para hacer una corta llamada. Aunque sí me cambié de camisa, pues era hora de almorzar, y supuse que me encontraría al menos con una persona que conociera. O al menos eso era lo que quería, ojalá lo hubiera hecho.

Cuando salía, ligeramente abrí la puerta de mi apartamento. Una sensación de ahogo ya de alguna forma se había evacuado de mi cuerpo, por una razón desconocida. Se lo atribuí a no haber hablado con nadie más que yo por uno o dos días. Me asomé en el deslucido corredor, tan deslucido como el corredor de un sótano puede ser. 

Apenas iluminado por un trío de lámparas de neón que no dejan de chasquear, encendiéndose y apagándose en una agonía que al parecer durará mucho tiempo todavía. En un extremo, la gran puerta metálica que lleva a la sala principal del edificio. Estaba cerrada, por supuesto. Dos oxidadas máquinas expendedoras a su lado; compré un refresco de una de ellas mi primer día aquí, pero tenía pasada la fecha de caducidad desde hace dos años. Estoy bastante seguro que nadie más en el edificio sabe que estas máquinas están aquí abajo, que mi tacaña casera simplemente no le interesa reabastecer.

Deslicé mi puerta con suavidad, y seguí el camino procurando no hacer sonido alguno. No tengo idea de por qué decidí hacer eso, pero era divertido rendirse al absurdo impulso de no perturbar el letárgico zumbido de las máquinas expendedoras, camuflarse con el rumor general del pasillo. Llegué al primer descanso de escaleras y subí hasta la puerta principal del edificio. Miré por la cuadrada ventanilla de la puerta, y para mi gran sorpresa, definitivamente no era hora de almuerzo. La penumbra de la noche envolvía las calles de la ciudad, y las luces de los automóviles que daban vuelta en la intersección iluminaban a la distancia como faroles. Nubes púrpuras y negras por el brillo de la ciudad colgaban inmóviles del firmamento. Nada se movía excepto por los pocos abedules de la acera meneados por el viento. Recuerdo temblar aunque no tenía frío. Quizá fue por el viento de afuera. Podía vagamente oírlo a través de la puerta, y sabía que era esa particular clase de viento de media noche, ese que es constante, frío y callado, salvo por la dulce melodía que sonaba cuando se abría paso entre las incontables hojas de los árboles.

Decidí no salir.

En su lugar, levanté mi celular a la altura de la ventanilla, y revisé el medidor de señal. Las barritas llenaron el medidor, y sonreí. Tiempo de escuchar la voz de alguien más, recuerdo que pensé, aliviado. Era algo tan extraño, el tenerle miedo a nada. Negué con mi cabeza riéndome de mi mismo en silencio. Marqué el número de mi mejor amiga Amanda y acerqué el teléfono a mi oreja. Sonó una vez… y entonces paró. Nada pasó. Escuché el silencio por unos buenos veinte segundos, y colgaron. Fruncí el seño y miré al medidor de señal; todavía lleno. Estaba marcando su número de nuevo cuando el teléfono sonó en mi mano, asustándome. Lo pasé a mi oreja.

“¿Bueno?”, pregunté, reteniendo el ligero shock de oír hablar la primera voz en días, aún si se tratase de la mía. Estaba tan acostumbrado a los regulares sonidos del edificio, de mi computador y el de las máquinas expendedoras en el corredor. No hubo ninguna respuesta a mi saludo en un principio, pero luego, una voz se escuchó.

¿Qué hay?”, dijo claramente la voz de un joven, al otro lado de la línea. “¿Quién habla?”

“Juan”, le respondí, confundido.

“Ah, perdón, número equivocado”, contestó, y colgó.

Bajé el celular lentamente y recargué mi cuerpo contra la pared. Eso fue extraño. Revisé en mi registro de llamadas, el número era desconocido. Antes de que pudiera meditar sobre ello, el celular sonó de nuevo, asombrándome una vez más. Está vez miré el número antes de contestar. También era desconocido. Coloqué el aparato junto a mi oído, pero permanecí en silencio. Todo lo que escuché fue el usual sonido de fondo de un celular. Entonces, una voz familiar acabó con mi tensión.

“¿Juan?”, fue la única palabra, por la voz de Amanda.

Suspiré aliviado.

“Hey, eres tú”, contesté.

“¿Quién más iba a…? Ah, el número. Estoy en una fiesta en la Séptima Avenida, y mi teléfono murió justo cuando me llamaste. Éste es el teléfono de alguien más, naturalmente”.

“Ah, bueno”, le dije.

“¿Dónde estás?”, preguntó.

Paseé los ojos por lo muros y su pintura descarapelada, la puerta que tenía frente, con su pequeña ventilla.

“En mi departamento”, suspiré. “Sólo me sentía un poco encerrado. No sabía que era tan tarde”.

“Deberías venir aquí”, me dijo, riendo.

“Nah, no estoy de humor para ir a caminar solo a estas horas”, dije, mirando por la ventanilla a la silente y airosa calle que secretamente me causaba un poco de temor. “Creo que mejor voy a seguir trabajando o me iré a dormir”.

“¡Tonterías!”, contestó. “¡Puedo ir a traerte! ¿Tu departamento queda cerca de aquí, cierto?”

“¿Que tan borracha estás?”, le pregunté divertido. “Tú sabes dónde vivo”.

“Ah, claro. ¿Supongo que puedo llegar allí caminando, no?”

“Puedes si quieres desperdiciar media hora”.

“Cierto”, contestó. “Bueno, me tengo que ir, ¡suerte con tu trabajo!”

Bajé el teléfono de nuevo, viendo a los números parpadear en la pantalla mientras la llamada finalizaba. El inquieto zumbido de las máquinas se reprodujo en mis oídos. Las dos llamadas extrañas y la vista a esa tétrica calle terminaron por encarrilarme de nuevo a mi soledad en esta vacía sala. Tal vez por haber visto tantas películas de terror, tuve la súbita idea de que algo inexplicable podría asomarse por la ventanilla de la puerta y verme, alguna clase de horrible entidad que se pasa orbitando en el borde de la soledad, esperando el momento para arrastrarse hasta algún ser humano que se ha alejado demasiado de los de su clase. Sabía que el miedo era irracional, pero no había nadie cerca, así que… bajé las escaleras, corriendo por el pasillo hasta mi cuarto, cerrando la puerta tras mío lo más velozmente que pude, procurando mantener el silencio. Como dije, me siento un poco ridículo por haber estado asustado de nada, y el temor ya se ha desvanecido. Escribir esto me ayuda mucho, me hace darme cuenta de que nada anda mal. Filtra mis pensamientos incompletos y miedos, dejando sólo hechos concretos y objetivos. Es tarde, recibí una llamada de un número equivocado, y al teléfono de Amanda se le agotó la carga, así que llamó de vuelta con otro teléfono. Nada extraño está pasando.

Aun así, hubo algo inusual en esa conversación. Sé que pudo haber sido por el alcohol que había tomado… ¿O fue ella a quién sentí extraña? O fue… sí, ¡eso es! No me di cuenta hasta ahora, hasta escribirlo. Sabía que hacer esto ayudaría. Ella dijo que estaba en una fiesta, ¡pero lo único que escuché en el fondo fue silencio! Claro, eso no significa nada en particular, pues ella pudo haber ido afuera a tomar la llamada. No… eso tampoco pudo ser. ¡No escuché el rumor del viento! ¡Necesito ir a ver si el viento está soplando!

Lunes.

Olvidé terminar de escribir anoche. No sé qué esperaba ver cuando crucé por el pasillo y asomé el rostro por la ventanilla. Me siento ridículo. El miedo de anoche me parece vago e irrazonable ahora. No puedo esperar para salir y ver la luz del día. Voy a revisar mi correo, afeitarme, darme un baño, ¡y finalmente salir de aquí! Un momento… Creo que escuché algo.



Era un trueno. Todo eso sobre la luz del día y el aire fresco no pasó. Subí por el camino de escaleras, sólo para encontrar decepción. El cristal en la puerta principal era sacudido por la corriente de lluvia torrencial que se desataba afuera. Sólo una muy gris, débil luz se filtraba desde las nubes en lo alto y llegaba hasta aquí; pero al menos sabía que era de día, incluso si era un decaído y húmedo día. Intenté quedarme a esperar que un relámpago iluminase la escena, pero la lluvia era muy fuerte y no pude visualizar nada más que indistinguibles siluetas paseándose por extraños ángulos de la corriente bañando la ventanilla. Decepcionado, me di la vuelta, pero no quería volver a mi cuarto. En su lugar, deambulé por las escaleras, al primer piso, al segundo. Terminé en el tercer piso, el más alto del edifico. Miré a través del vidrio que había a un lado de las escaleras, en la pared que conectaba a las habitaciones; pero era de esos gruesos y distorsionados que bloquean la luz. No que hubiera mucho que ver en la lluvia después de todo.

Me paseé por el alfombrado pasillo del piso. Las diez o tantas puertas de madera, pintadas de azul hace mucho tiempo, estaban todas cerradas. Escuché atentamente mientras caminaba, pero era medio día, así que no me sorprendió no oír nada más que el sonido de la lluvia afuera. En lo que permanecí allí parado, en ese turbio lugar, tuve la extraña y fugaz impresión que las puertas estaban cimentadas como silenciosos monolitos de granito esculpidos por una antigua y olvidada civilización para un insondable propósito de guardián. Cayó un relámpago que iluminó el pasillo, y pude haber jurado que, sólo por un momento, las viejas y roídas puertas azules se vieron justo con ásperas rocas. Me reí de mi mismo por dejar que mi imaginación me jugara así, pero entonces se me ocurrió que el resplandor de ese rayo debe significar que hay ventanas cerca. Una distante memoria me llegó, y de inmediato recordé que el tercer piso tiene una alcoba con una puerta corrediza de cristal a la vuelta de donde estoy.

Emocionado por mirar la ciudad desde arriba, en medio de la lluvia e incluso quizá, ver a otra persona, caminé velozmente a la alcoba, encontrando la larga y delgada puerta corrediza. Era bañada como la ventanilla de la puerta principal. Extendí mi mano a la manilla para hacerlo, pero dudé. Tenía la más extraña sensación de que si la abría, vería algo completamente terrible del otro lado. Todo ha estado tan raro últimamente… Así que ingenié un plan, y volví aquí para llevar lo que necesitaba. No pienso realmente que lograré algo con ello, pero estoy aburrido, llueve, y me estoy volviendo loco de remate. Regresé a traer mi cámara web. De ninguna forma el cable alcanzaría llegar hasta el tercer piso, por lo que, en su lugar, voy a ocultarla entre las dos máquinas expendedoras en el oscuro extremo del sótano, pasar el cable por debajo de mi puerta, y poner cinta de aislar sobre él para camuflarlo en la tira de plástico que se corre por la base de las paredes del corredor. Sé que es tonto, pero no tengo nada mejor que hacer…

Bueno, nada pasó. Dejé abierta la puerta de mi apartamento, me llené de coraje, fui hasta la puerta metálica, la abrí y corrí como alma que lleva el diablo de nuevo a mi cuarto y azoté la puerta. Miré por la cámara web de mi computadora atento, viendo en la transmisión el pasillo afuera de aquí y una parte de las escaleras. Sigo observando en este momento, y no aparece nada interesante. Desearía que el ángulo de la cámara fuera distinto, que pudiera ver al menos una parte de mi puerta. ¡Hey! ¡Alguien se conectó!



Usé un más antiguo modelo de cámara que tenía en mi closet para chatear con mi amigo. No supe cómo explicarle por qué quería que fuera una videollamada, pero se sintió bien ver la cara de otra persona. No pudo hablar por mucho tiempo, y no hablamos de nada importante, pero me siento mucho mejor. Mi absurdo miedo ya casi ha pasado. Ya lo habría dejado a un lado, sino fuera por lo… extraño que transcurrió la conversación. Sé que he dicho que todo me ha parecido extraño, pero… sus respuestas fueron tan vagas. No puedo recordar ni una cosa específica que me haya dicho… ningún nombre, lugar o evento en particular… Pero si me pidió mi dirección de correo, para mantenerse en contacto. Un momento, me llegó un correo.

Estoy a punto de salir. Recibí un correo de Amanda para pedirme que nos reuniéramos en “el lugar donde siempre vamos”. Me encanta la pizza, y he estado comiendo de las sobras que había en lo que una vez fue una alacena decorosa; así que no puedo esperar. De nuevo, me siento ridículo por estos últimos días. Debería quemar este diario cuando regrese.

Otro correo.



Oh por Dios. Casi ignoro el correo y abro la puerta. Por poco y abro la puerta. Por poco y abro la puerto, pero leí el correo primero. Era de un amigo que tengo un buen tiempo sin ver, y fue enviado a muchísimos correos que deben ser cada contacto que tiene guardado. Carecía de título, y decía, simplemente:

“ve con tus propios ojos no confíes en él”

¿Qué demonios puede significar eso? No me lo puedo sacar de la cabeza. ¿Es un mensaje enviado para advertir que algo ocurrió? ¡La frase claramente se mandó sin completar! En cualquier otro día hubiera tomado esto como spam, pero las palabras “ve con tus propios ojos”, no puedo evitar sino releer este diario y repasar estos últimos días, y caer en cuenta de que no he visto a ninguna persona con mis propios ojos o hablado con alguien cara a cara. La conversación en línea con mi amigo fue tan extraña, tan vaga, tan… misteriosa, ahora que lo pienso. ¿En serio fue misteriosa? ¿O es el miedo que está nublando mi memoria? Mi mente juega con los eventos que he organizado aquí, señalando que no ha habido ni un tan solo dato que haya dado sin sospechar. El “número equivocado” que obtuvo mi nombre y la subsecuente llamada de Amanda, el amigo que pidió mi dirección de correo… Yo le saludé primero cuando vi que estaba conectado. Y luego recibí un correo apenas terminó la conversación, ¡oh por Dios! ¡La llamada con Amanda! ¡Le dije por el teléfono, le dije que estaba a media hora de la Séptima Avenida! ¡Ellos saben que estoy cerca de allí! ¡¿Qué si están tratando de encontrarme?! ¿Dónde está todo el mundo? ¡¿Por qué no he visto o escuchado de nadie en días?!

No, no, esto está mal. Es de locos. Necesito calmarme.




No sé qué pensar. Recorrí mi departamento desesperado, sosteniendo mi celular en cada rincón para ver si puedo obtener algo de señal. Finalmente, en el baño, cerca de una de las esquinas superiores, una barrita. Sosteniéndolo a esa altura, envié un mensaje de texto a cada número de mi lista. Tomé en cuenta la posibilidad, el peor escenario, lo peor que imagino. Envié:

¿Has visto a alguien cara a cara últimamente?

A este punto, sólo necesito una respuesta. No me importa cuál sea, o si me dejé en ridículo al hacer esto. Intenté hacer una llamada, pero no podía elevar mi cabeza lo suficiente, y si bajaba el teléfono tan siquiera un centímetro, perdía la señal. Luego recordé la computadora y fui directo a por ella, envíe mensaje a todos mis contactos conectados. La mayoría estaba ausente u ocupado. Nadie respondió. Perdí la paciencia. Empecé a inventarme pretextos para justificar que vinieran hasta aquí. No me importa nada a estas alturas. ¡Sólo necesito ver a otra persona!

Desbaraté mi apartamento tratando de buscar algo que pasé por alto; alguna forma de contactar a otro ser humano sin abrir la puerta. Sé que es loco, sé que es irracional, pero es posible, ¡es posible! Y necesito estar seguro. Fijé el celular al techo por si acaso.

Martes.

¡El celular sonó! Agotado por el alboroto de anoche, debí haberme quedado dormido. Me despertó el tono de mi celular, corrí al baño, me paré en el retrete y lo alcancé para contestar la llamada. Era Amanda, y ahora me siento mucho mejor. Estaba muy preocupada por mí y aparentemente ha intentado llamarme desde que la dejé plantada. Viene para acá, sí, sabía dónde estoy sin necesidad de que se lo dijera. Estoy muerto de la vergüenza. Definitivamente voy a tirar este diario antes de que alguien lo vea. Ya ni sé por qué sigo escribiendo en él. Bueno, quizá porque ha sido el único tipo de comunicación que he tenido desde… Dios sabe cuando. Me veo terrible. Me di un vistazo al espejo antes de volver aquí. Mis ojos están hundidos, mi barba más grande y pareciera que estoy enfermo.

Mi apartamento está hecho un desastre, pero no voy a limpiarlo. Creo que necesito que alguien más vea por lo que he pasado. Estos últimos días no han sido normales, por donde lo vea. No soy de los que imaginan cosas. He sido víctima de la probabilidad. Seguro estuve a punto de ver a otra persona en docena de ocasiones. Nada más fue que salí cuando era tarde por la noche, o medio día cuando todo el mundo está trabajando. Ahora sé que todo está bien. Además, encontré algo ayer que me ayudó tremendamente: ¡un televisor! Lo conecté justo antes de sentarme a escribir esto, y lo escucho sonar de fondo. La televisión siempre ha sido un escape para mí, y me recuerda que afuera de estos muros un mundo sigue andando, crea lo que crea.

Me alegra que Amanda haya sido la única que me contactó luego de haber mandado todos esos absurdos mensajes. Ha sido mi mejor amiga durante años. Ella no lo sabe, pero cuento al día en que la conocí como uno de los mejores que he tenido en toda mi vida. Fue un tibio día de verano. Pareciera como si el recuerdo estuviera arrancado de un mundo distinto del que me encuentro ahora. Sentí como que pasaron días enteros en ese parque, al que ya estábamos demasiado grandes para ir, hablando con ella solamente. Todavía siento que puedo volver a ese momento en veces, y me recuerda que este lugar no es lo único que existe… Al fin, ¡llaman a la puerta!



Pensé que era raro que no pude verla por la cámara que escondí en el pasillo. Supuse que fue por la perspectiva, como el no poder ver mi puerta. Debí saberlo. ¡Debí saber que eso sería un problema! Después de que tocara, grité en tono de broma que tenía la cámara entre las máquinas; vaya que había dejado mi paranoia ir lejos. Vi su imagen acercarse y bajar la vista hasta dar con ella. Sonrió y saludó con una de sus manos.

“Qué hay”, dijo alegremente, mirando curiosa.

“Lo sé, es raro”, hablé por el micrófono conectado a mi computadora. “He tenido una mala racha”, agregué.

“Seguro”, contestó. “Ábreme Juan”.

Dudé. ¿Cómo podía estar seguro?

“Sígueme un poco la corriente ¿sí?, dime algo sobre nosotros, sólo para probar que eres tú”.

Miró a la cámara, se tocó la barbilla, volteó hacia arriba; sacó un papel y un lápiz. Escribió en ellos. Enseñó el papel para que pudiera verlo en la cámara. Decía:

“Ya estábamos muy grandes para ese parque”.

Suspiré profundamente, la realidad volvía, el miedo se disipaba. Dios, había sido tan ridículo. ¡Por supuesto que era Amanda! Ese recuerdo no estaba en ningún otro lugar más que mi memoria. Nunca he hablado con nadie de ese día, y no por vergüenza, sino por tenerlo como un nostálgico recuerdo. Si había alguna entidad desconocida que trataba de engañarme, como temía, de ninguna forma podría saber sobre ese día.

“Bueno, dame un segundo”, le dije entre risas.

Corrí a mi pequeño baño y peiné mi cabello lo mejor que pude. Me miraba terrible, pero ella entendería. Riendo por mi tonto comportamiento, y el desorden en el que estaba, caminé hacia la puerta. Puse mi mano sobre la perilla y di un último vistazo a mis espaldas. Comida mordisqueada regada por el suelo, el bote de basura caído y la cama que había volcado hacía unas horas, buscando… Dios sabrá qué estaba buscando. “Tan tonto”, pensé.

Casi le di vuelta a la perilla, pero mis ojos notaron una cosa más: la cámara que usé para chatear con mi amigo. La esfera negra estaba sobre un costado, el lente apuntaba a la mesa en donde este diario se encontraba. Un terror enorme se apoderó de mí en cuanto pensé que si algo podía mirar a través de esa cámara, vería lo que había escrito acerca de ese día. Le pedí una cosa, cualquier cosa acerca de nosotros, y ella escogió la única en el mundo que creí eso o ellos no sabrían… pero lo hacen, ¡lo saben! ¡Hasta pudieron haberme observado todo este tiempo!

No abrí la puerta. Grité. Grité sin parar. Arranqué la cámara y la estampé contra el suelo. La puerta tembló y la perilla intentó girar, pero no escuché la voz de Amanda al otro lado. ¿Era tan siquiera ella quién estaba afuera? ¿Quién más pudo ser sino Amanda? ¿Quién demonios estaba afuera? ¡¿Qué demonios estaba afuera?! La vi por la cámara, la escuché por mis parlantes, ¿pero fue real? ¡¿Cómo podría saberlo?!

Grité alarmado por ayuda. Aseguré la puerta con todos mis muebles. Por ahora se ha ido.

Viernes.

Al menos creo que es viernes. He roto todos mis aparatos electrónicos. Desbaraté mi computadora. Cualquier cosa ahí podía, a fin de cuentas, ser manipulada por medio de la red. Sé de eso, soy un programador. No puedo arriesgarme. Cada pequeño dato respecto a mí, mi nombre, mi mail, mi ubicación, todas fueron cosas que he dicho. He releído lo que he escrito una y otra vez. He intentado juzgar lo que he escrito, bailando entre el miedo y el escepticismo. A veces me consta que una entidad está decidida en el simple objetivo de hacerme salir de aquí. Desde el principio, Amanda no hizo nada más que pedirme que abriera la puerta y saliera, cuando me llamó. Puedo leerlo, puedo leerlo claramente ahora.

Trato de ver las cosas desde todos los ángulos. Por un lado, soy un lunático que ha interpretado una convergencia de probabilidades extremadamente improbables, pero factible: nunca asomarme en el momento adecuado, nunca ver a otra persona por mero azar, recibir un correo extraño como los miles que es posible recibir, pero en el momento preciso. Por el otro, esa convergencia extrema de probabilidades es la única razón por la cual, lo que sea que esté afuera, no me ha atrapado aún: nunca abrí la puerta corrediza del tercer piso, y tal vez nunca debí de abrir la puerta metálica al final del corredor. No volví a abrir la puerta de mi apartamento después de abrir la puerta metálica. Lo que sea que esté allá afuera -si es que está allá afuera- nunca “apareció” en el pasillo antes de que abriera la puerta metálica. Tal vez se había dedicado a cazar a todas las presas que se encontraban al descubierto y luego esperó, hasta que delatará mi existencia al tratar de llamar a Amanda… una llamada que no se concretizó hasta que eso me hablara y preguntara por mi nombre…

Mi temor literalmente me abruma cada vez que intento acoplar todas las piezas de esta pesadilla. Ese correo -corto, cortado- era de alguien intentando decir algo. ¿Una advertencia aliada, intentando llegar a mí antes de que fuera muy tarde? Ver con mis propios ojos, no confiar. Puede que tengan dominadas todas las cosas electrónicas, que hayan elaborado una enorme red, para engañarme y hacerme salir. ¿Por qué no puede entrar? Tocó la puerta, así que al menos parcialmente, es sólido. La puerta. La idea de esas puertas como monolitos guardianes en el tercer piso aparece cada vez que mis pensamientos siguen este rumbo. Si hay alguna entidad etérea intentando que salga a la intemperie, quizá esa entidad es incapaz de cruzar las puertas.

No paro de pensar en todos los libros que he leído, en todas las películas que he visto, intentando encontrar la respuesta a esto. Las puertas siempre han sido gatillos de la imaginación humana, plasmados en numerosas ocasiones como portales de singular importancia ¿O quizá la puerta es muy gruesa? Yo no podría derribar ninguna de las puertas de este edificio, sobre todo las del sótano. Dejando eso a un lado, ¿por qué me quiere a mí? Incluso yo puedo imaginar al menos una docena de formas de matarme, incluyendo dejar que me pudra aquí abajo y muera de hambre. Quizás eso es precisamente lo que está haciendo. Está llenándome de miedo. Pero ¿y si no quiere matarme? ¿Si puede hacer algo peor? Dios, ¡¿cómo salgo de esta pesadilla?!

Llaman a la puerta…



Le dije a la gente del otro lado de la puerta que necesitaba unos minutos más para pensar las cosas y saldría. Sólo estoy escribiendo esto para decidir qué hacer. Al menos esta vez he escuchado sus voces. Mi paranoia –sí, reconozco que estoy paranoico- me hace pensar en todas las formas que una voz humana podría fingirse con algún medio electrónico. El pasillo podría estar lleno de altavoces, simulando voces humanas. ¿Realmente les tomó tres días venir a hablar conmigo? Se supone que Amanda está allí afuera, junto con dos policías y un psiquiatra. Tal vez les tomó tres días pensar en qué decirme. La explicación del psiquiatra sería muy convincente, si decidiera pensar que todo esto no ha sido nada más que un extraño mal entendido y dejar fuera de la ecuación a la entidad que intenta engañarme para abrir la puerta.

El psiquiatra tiene la voz de un viejo. Autoritaria pero sensible. Me agrada, me recuerda a la de mi propio padre. ¡Estoy desesperado por ver a alguien con mis propios ojos! Dice que sufro de algo llamado cyberpsicósis, y soy sólo uno más de una enorme epidemia que se cuenta por miles, detonada por un correo sugestivo que “se filtró de alguna forma”. Juro que lo dijo así: “Se filtró de alguna forma”. Creo que intenta decir que se esparció por todo el país inexplicablemente, pero sospecho demasiado que a la entidad se le ha resbalado algo. Dijo que soy parte de una ola de “comportamiento emergente”; que muchas personas más están enfrentando mi mismo problema, y el mismo miedo, aunque nunca nos hemos comunicado.

Eso explica el correo que recibí sobre ver con mis propios ojos. No recibí el correo detonante original. Recibí un descendiente. Mi amigo pudo haber perdido la razón también, he intentado advertir a todo el mundo sobre su paranoico miedo. Así es como el problema se esparce, afirma el psiquiatra. Pude haberlo esparcido también, con el mensaje que envié por el celular y los que mandé por el messenger. Alguno de todos esos contactos podría estar volviéndose tan loco como yo, después de haber leído uno de esos mensajes, y ahora estar interpretando la realidad en la forma en la que lo estoy haciendo yo.

El psiquiatra me dijo que no quería “perder uno más”. Que la inteligencia de gente como yo, es precisamente nuestra perdición. Dibujamos conexiones tan bien, que incluso las dibujamos en donde no deberían estar. Dice que es fácil comenzar a acumular paranoia en el mundo en el que ahora vivimos, un lugar en constante cambio en donde cada vez mayor parte de nuestra interacción es simulada…

Hay que admitirlo, es una explicación hermosa. Reúne y explica todo. Lo explica perfectamente, de hecho. Tengo todas las razones del mundo ahora para sacudirme este horror atávico de que una cosa o algo se encuentre del otro lado de la puerta, lista para capturarme y llevarme a un destino peor que la muerte. Sería tonto, tras oír esa explicación, permanecer aquí hasta morir de hambre sólo para evitar a esa entidad que quizá ya haya atrapado a todos los demás. Sería tonto pensar, tras oír esa explicación, que yo sería una de las pocas personas que restan en un mundo vacío, escondiéndome en mi seguridad del sótano, jodiendo a una impensable y engañosa entidad que juega a ser omnipotente con tan sólo rehusarme a abrir una puerta. Es una explicación perfecta para cada cosa extraña que he escrito aquí; tengo todas las razones del mundo para dejar ir mis miedos, y abrir esa puerta.

Y es exactamente por eso que no lo haré.

¡¿Cómo puedo estar seguro?! ¿Cómo puedo saber qué es real y qué un engaño? Todas estas malditas cosas con sus cables y sus señales que nacen de un origen imperceptible y llegan hasta ti. ¡No son reales, no puedo estar seguro! ¡Señal de vídeo  de celular, correos! Incluso la televisión, ahora silenciosa, partida por la mitad, en el suelo. ¿Cómo podría saber qué es real? Todo mensaje no es más que energía, ondas, luz… la puerta. ¡Está golpeando la puerta! ¡Intenta entrar! ¿Qué alimaña mecánica podría estar empleando para simular a un hombre golpeando una puerta tan perfectamente? Al menos ahora podré verlo con mis propios ojos… No queda nada más aquí con lo que pueda engañarme. ¿No puede engañar a mis ojos, o sí? Ve con tus propios ojos no confíes en él… alto… Ese mensaje trataba de decirme que confiara mis ojos, ¡¿o advertirme sobre mis ojos también?! Oh por Dios, ¿cuál es la diferencia entre un cámara y mis ojos? Ambos transforman la luz en señales eléctricas, ¡son lo mismo! No puedo permitir que me engañe, dios, ¡no puedo permitir que me engañe! No voy a permitirlo; no puedo estar seguro, ¡necesito estar seguro!

Fecha desconocida.

He pedido tranquilamente una pluma y un papel, por el día, por la noche, hasta que finalmente me los dio. No que importe. ¿Qué voy a hacer? ¿Sacarme los ojos de nuevo? Los vendajes se sienten como una parte de mí ahora. El dolor se ha ido. Supuse que ésta sería una de mis últimas oportunidades de escribir legiblemente, pues, sin mi vista que corrija errores, mis manos ligeramente olvidarán el mecanismo involucrado. Es un capricho, escribir… un vestigio de otra era, porque ciertamente ha asesinado el resto del mundo… O algo peor.

Me siento contra la pared día y noche. La entidad me trae comida y agua. Se disfraza como una amable enfermera, como un antipático doctor. Sabe que mi oído se ha agudizado considerablemente ahora que estoy en oscuridad. Finge conversaciones en el corredor, con la intensión de que lo escuche. Una de las enfermeras habla sobre tener un bebé pronto. Uno de los doctores perdió a su esposa en un accidente de auto. No que importe, nada de eso es real. Nada me llega, no como ella lo hace.

Esa es la peor parte, la parte que casi no puedo resistir. Esa cosa viene a mí, enmascarada como Amanda. Su recreación es perfecta. Suena exactamente como Amanda, se siente exactamente como ella. Hasta produce una simulación razonable de sus lágrimas que me obligó a sentir sobre sus tibias mejillas. En un inicio, cuando me trajo aquí, me dijo todas las cosas que quería escuchar. Me dijo que me amaba, que siempre lo había hecho, que no entendía el por qué de esto, que todavía podíamos tener una vida juntos, ir al parque todos los días, si quería.

Tan sólo tenía que dejar de insistir sobre la farsa. Quería que creyera. No, necesitaba que lo hiciera, que era real, que era ella. Jamás sabrás qué tan cerca estuve de responder a ese acto tuyo. Dudé de mi mismo por mucho tiempo. Pero es un perfeccionista, todo era demasiado real o lo que entiendes por real, y, ¿sabes?, la realidad tiene otras cosas que aún no alcanzas a captar, quizá porque ni siquiera nosotros mismos logramos hacerlo del todo, ni representarlo.

La falsa Amanda venía todos los días, luego cada semana, hasta que por fin dejó de joderme con ella… pero no creo que la entidad se rinda. El juego de esperar es tan sólo otro de sus trucos. Lo resistiré por el resto de mi vida, si es necesario. No sé qué fue lo que le ocurrió al resto del mundo, pero sí sé que esta cosa necesita que caiga. Si es así, entonces tal vez, sólo tal vez, soy una piedra en su camino. Quizá Amanda sigue con vida en algún lado, mantenida con vida sólo por mi voluntad de resistir el engaño. Me sostuve a esa esperanza, meciéndome adelante y atrás en mi celda para pasar el tiempo. Nunca me rendiré. Nunca caeré. Soy… ¡un héroe!

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El doctor leyó el papel en el que el paciente había escrito. Apenas podía entenderse, escrito con la temblorosa mano de un ciego. Quería sonreír ante la firme determinación del joven, un recordatorio de la voluntad humana por sobrevivir, pero sabía que el paciente estaba completamente delirante.

Después de todo, una persona sana hubiera caído en el engaño hace tiempo.

El doctor quería sonreír. Quería susurrar palabras de ánimo al delirante joven. Quería gritar, pero los delgados filamentos conectados en los nervios de su cabeza, y en sus ojos se lo impedían. Su cuerpo caminaba a la celda como una marioneta, y le decía al paciente, una vez más, que estaba equivocado, y que no había nadie tratando de engañarlo.

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Es larga, pero vale la pena, ¿valió la pena para ti? Es una de mis favoritas.